miércoles, 28 de abril de 2010

Las cosas de Francia

Un día se encontraba Cortazar chupando su cigarrillo en el estudio de su casa, acompañado de sus gatos, estaba sentado en un gran sillón. Había estado lloviendo toda la tarde. A eso de las 4:30, cuando escampó, escuchó pequeños ruidos como de algo que chocaba contra el vidrio de la ventana; eran gotas. Estuvo un largo rato contemplándolas y pensó que todos éramos como aquellas gotas, algunos nos lanzamos al vacío en un sólo impulso y otros nos aferramos, nos quedamos adheridos a los lugares, a las personas, a las circunstancias, hasta que nos crece la panza y nos caemos. Entonces comenzó a describir esa grandiosa metáfora que se escurría por su ventana.

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