miércoles, 2 de junio de 2010

A modo de imitación (David Aguirre)

eran las 9 y media de la noche, pocos autobuses ya estaban trabajando, la parada estaba demasiado llena. hasta que al paso de media hora llego un transporte, el ultimo que iría a ejido. Debía tomar ese autobús que quedaría repleto o bajar caminando. La idea de bajar caminando la abandone porque estaba cansado de un largo día de trabajo así que decidí montarme. Mucha gente quedo por fuera porque ya no había mas espacio. Yo tuve suerte por así decirlo. El chofer cerro ambas puertas para que ya no entrara mas gente y por motivos de seguridad. La ciudad ya no era la misma de antes. Comenzo el viaje de regreso a casa, estaba aliviado porque llegaría a descansar, pero fue ya después de unas cuadras que me percate de algo que nunca hubiera pensado. A pocos metros había un señor. Pero que señor. Lo primero que note fue su aliento. tenia un aliento a miche claro del callejonero inconfundible. pensé en correrme de lugar pero era imposible todos los lugares estaban atestados de gente y las puertas cerradas como para pararme en una que hubiera podido ser la otra opción. Pero no. Era imposible. ya encaminados en el viaje comenzaron a llegarme otros olores. Eran gases estomacales, podía ser cualquiera pero este señor tenia cara de culpable. Culpable en todo momento. paso el olor fétido y el bus seguía con las puertas cerradas. Luego mi querido amigo oloriento levanto los brazos para sostenerse mejor. Que gran error cometió. Sus axilas expedían un olor a cebolla insoportable y el parecía no enterarse de nada de esto. De nuevo el olor a gas, el tufo a licor barato, sus axilas ediondas. Me estaba desesperando. Hasta que llegando a la cuesta del ciego y el bus a una velocidad relativamente alta elchofer abrió la puerta trasera del bus y de un solo empujo y que casi nadie lo noto empuje al señor hediondo a la carretera.

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