EL TIEMPO DE LA FLOR
Yo hubiese querido sostenerte en la tiesura del instante,
pero seguro tú hubieses querido dilatar el encuentro.
Tus manos, espinas piadosas,
se han multiplicado por todo el campo,
campo donde reposa mi osamenta.
Ellas, siempre punzantes,
ellos, sempiternos agujeros,
ustedes, rosas del esperpento ¿hubiesen querido matarme?
(o él) , ella quizá, usted doncella de la roja sangre ¿hubiese querido salvarme?
Nosotros no pudimos encontrarnos,
hubiésemos querido pero no pudimos vencer lo distante.
Ahora vosotras, hijas del desastre.
¿por qué no quisiste sembrarme para que hubiese querido morir simplemente a tu lado?
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